domingo

Credo

A 7 años de tu muerte, María
y por la niña que llevo dentro.


Creo en las manos de la abuela,
son tan grandes que le caben caricias,
estambres,
guisos,
y recompensas en forma de caramelos,
cuando me saco un diez.

Creo en sus manos:
cartografía de un, dos y muchos pasados.
Sus manos son mágicas
porque consuelan mi tristeza,
la de papá,
la de sus matas,
y hasta la del sauce llorón,
que sonríe si la abuela lo toca.

Creo en las manos de la abuela,
son tan grandes que saben decir
Verdad,
son tan grandes que hasta Dios las escucha.

Creo en ésas manos,
pantomima de mis manos.

*Este es uno de mis primeros intentos de poesía, con el tiempo ha sufrido algunas modificaciones. Lo escribí cuando tenía como 9 o 10 años. Nunca pude enseñárselo a la abuela.


miércoles

Despertar

Húndete en mis poros,
ahógate en mi sangre
y forma parte de mí
una
y otra
vez.
Desteje mis cabellos,
cocina mis bezos
en el crisol de tu cuerpo.
Instálate en mis manos,
justo en la línea de mi muerte.
Explora mis entrañas,
arráncame la piel,
desnúdame los ojos.
Haz de mí
un tú,
un nosotros.
Pósate en mi pecho
y muérdeme el corazón.
Deja que nuestras sombras se cobijen.
Arrulla mis lágrimas,
despierta mi risa.
Sé mi voz,
mi lazarillo.
Atízame, inspiración.
que el sol ya entra por la rendija
y el viento me regala
una hoja en blanco.