A 7 años de tu muerte, María
y por la niña que llevo dentro.
y por la niña que llevo dentro.
Creo en las manos de la abuela,
son tan grandes que le caben caricias,
estambres,
guisos,
y recompensas en forma de caramelos,
cuando me saco un diez.
Creo en sus manos:
cartografía de un, dos y muchos pasados.
Sus manos son mágicas
porque consuelan mi tristeza,
la de papá,
la de sus matas,
y hasta la del sauce llorón,
que sonríe si la abuela lo toca.
Creo en las manos de la abuela,
son tan grandes que saben decir
Verdad,
son tan grandes que hasta Dios las escucha.
Creo en ésas manos,
pantomima de mis manos.
son tan grandes que le caben caricias,
estambres,
guisos,
y recompensas en forma de caramelos,
cuando me saco un diez.
Creo en sus manos:
cartografía de un, dos y muchos pasados.
Sus manos son mágicas
porque consuelan mi tristeza,
la de papá,
la de sus matas,
y hasta la del sauce llorón,
que sonríe si la abuela lo toca.
Creo en las manos de la abuela,
son tan grandes que saben decir
Verdad,
son tan grandes que hasta Dios las escucha.
Creo en ésas manos,
pantomima de mis manos.
*Este es uno de mis primeros intentos de poesía, con el tiempo ha sufrido algunas modificaciones. Lo escribí cuando tenía como 9 o 10 años. Nunca pude enseñárselo a la abuela.